Está claro que la tecnología ha cambiado mucho las formas de comunicar en todo ámbito social. El fútbol no escapa a tal fenómeno, al que Henry Jenkins llama: convergencia. El mismo autor define al término, como "una palabra que logra describir los cambios tecnológicos, industriales, culturales y sociales en función de quienes hablen y de aquello a lo que crean estar refiriéndose".
El hecho de que las telecomunicaciones hayan avanzado y fomentado el fenómeno de la mundialización lleva a que en el fútbol, los clubes ya no sean simples equipos que presentan 11 jugadores en una cancha y tienen a su gente que los va a ver. Hoy varios clubes son empresas. Todo el fenómeno de los jeques árabes comprando clubes europeos para sacar rédito económico, redondea la idea.
A la vista está la distancia que hay entre Liverpool Fútbol Club y una empresa. Es más un club de barrio, una organización que lejos de buscar vender, busca satisfacer a sus hinchas. Hay que aceptar que el negocio no se pude hacer si nos sos furor en el mundo. Poniendo un ejemplo extremo, se puede observar la importante diferencia que tienen en likes puestos, las páginas oficiales de Facebook de Liverpool y Barcelona.
La convergencia actúa en todo nivel. Barcelona tiene todo tipo de medio posible para informar a los fans a nivel mundial y vender su marca. Sus publicaciones están hechas en varios idiomas para que todos puedan entenderlas. Se dirige a consumidores; Liverpool se dirige a sus hinchas. La diferencia es grande. Y este fenómeno seguramente seguirá creciendo. La obligación de estar presente en todos los medios es para las empresas, no para los clubes. Pero no siempre se requiere de ser empresa para eso, sino que Liverpool perfectamente lleva adelante una cuenta oficial tanto de Twitter como de Facebook, con galerías de fotos y una completísima página web.
"La convergencia se refiere a un proceso, no a un punto final" dice Jenkins en cierto momento. Esto lleva a uno a plantearse sí Liverpool tendrá como futuro la intención de una empresa. La suposición de que no haya un punto final, o este no sea la convergencia, hace replantearse los alcances del fenómeno.
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