"Nos queda chica la B..." cantaban los hinchas que se alojaron en la cabecera local, acompañados de un articulado sonido de bombos. Por el plantel que tiene Liverpool y la historia del club, puede que tengan razón.
La mañana del sábado se presentó soleada, sin ni siquiera haber una sola nube en el cielo. El panorama era ideal para arrimarse a Belvedere a ver al negriazul en su segunda fecha a disputar. Para quienes no conocen las canchas chicas, uno puede encontrar lo mismo que yendo al Estadio Centenario, pero en proporciones menores. Un solo cuidacoche para los parciales locales, dos efectivos policiales en la puerta de la tribuna, solo dos ventanillas habilitadas para la venta de entradas y un vendedor de sombreros negriazules en la puerta. Detalles que hacen lindo al fútbol uruguayo.
Antes de comenzar el partido, hubo un pequeño y mínimo incidente entre dos hinchas que, por lo visto, tenían por tema de discusión una bandera colgada en el alambrado. Fueron apenas unos empujones y quienes los rodeaban los separaron.
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| Festejo del gol de Central Español. |
El partido comenzó mal para Liverpool, que dirigido por Alejandro Apud, formó con Guillermo De Amores; Sergio Bica, Agustín Lucas, Emanuel González;
Gonzalo Freitas, Lucas Tamareo, Matías Toma, Gonzalo Sena, Bruno Toledo;
Emiliano Alfaro y Junior Arias. Un tremendo equipo, que sin duda tiene talento de sobra como para pelear en Primera división. A los 2 minutos tras un grueso error de De Amores, central puso el primero a través de Correa.
La agradable mañana comenzaba de la peor manera.
En la tribuna se apreciaba todo tipo de públicos; personas de tercera edad, acompañados de su vieja y querida radio, padres de familias, jóvenes, mujeres de todas las edades, e incluso bebes de pocos meses apreciando el partido desde su coche. Todos ellos unidos bajo una misma causa; la pasión.
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| La pelota ingresando para el 2 a 1 parcial |
El ambiente que presenciamos fue único. Era un entorno familiar donde todos se conocían; desde el más chico al más grande. La seguridad era total, sólo dos policías fueron necesarios para controlar aproximadamente dos mil personas. Los niños corrían entre las gradas, los mayores comentaban sobre el partido, las mujeres vigilaban a sus hijos y los mas jóvenes alentaban a su cuadro con distintos cantos. Y, como siempre, que nunca falte el que puteaba al juez. Todo esto, sumado al día soleado y el marcador a favor, resumía la mañana perfecta.
El festejo del tercer gol de Liverpool hecho por Alfaro
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